El lápiz fue inventado en 1795 por el ingeniero británico Nicholas-Jacques Conte. En ese entonces, el lápiz se hacía de grafito y cera. El material estaba disponible en algunas minas de grafito en Europa del Norte. La invención de Conte permitió que los artistas y escritores tuvieran una forma más fácil de dibujar y escribir sin tener que depender de plumas, tinta y pinceles. Se dice que fue en 1822 cuando el primer lápiz con forma aproximada a la moderna fue fabricado por Joseph Hardtmuth en Austria. El último paso para la creación del lápiz moderno se dio en 1829 cuando William Munroe patentó un proceso para mezclar grafito con caucho para crear una mina resistente a la rotura. Desde entonces, el lápiz ha sido un elemento esencial en la escuela y oficina.